Reiki como sistema de sanación surge del contexto
espiritual del Japón de finales del siglo XIX, una tierra influenciada por el
Budismo, el Shinto, el Animismo… y con un gran conocimiento de todo el sistema
energético del ser humano, avalado por siglos de investigación y observación de
los procesos naturales macrocósmicos y microcósmicos.
En la tradición Budista Tibetana, así como en otras tradiciones espirituales
del mundo, la medicina verdadera es la del alma y esa medicina no es otra que
el estado del “satori”, “iluminación”, “liberación”, “nirvana”, etc. un estado
de intima relación y unidad con todo cuanto existe. Por tanto podemos decir que
el Reiki es un vía de iluminación y desarrollo de la conciencia desde un punto
de vista Holístico y tendente a la realización espiritual de todos los seres
que integra la sanación física, mental y espiritual del adepto o paciente. Es
por esto que es de vital importancia el estudio, la meditación y la práctica de
los Gokai (principios de Reiki). Estos principios éticos están basados en la
compasión hacia todos los seres vivos y nos ayudan en el camino de la
liberación de toda negatividad y por tanto en la sanación y en el crecimiento
espiritual.
PRINCIPIOS DE REIKI O GOKAI (5
PRECEPTOS)
Místico arte para invitar a la felicidad
Milagrosa medicina para curar todas
las enfermedades
-
Sólo por hoy – KYO DAKEWA
No te enojes – IKARUNA
No te preocupes – SHINPAI SUNA
Con agradecimiento – KANSHA SHITE
Trabaja diligentemente – GYO WO HAGEME
Sé amable con
los demás – HITO NI SHINSETSU NI
Los 5 Gokai conforman básicamente la parte
espiritual de Reiki, podríamos decir que son el Dharma del Reiki.
¿Qué es el Dharma? Es el camino, es la verdad,
nos enseña el modo de vivir.
¿Cómo enseña el Dharma el modo adecuado de
vivir? El Dharma tiene que ser hallado a través del examen de tu propio corazón
y mediante la observación de lo que es verdadero y de lo que no lo es, de lo
que es equilibrado y de lo que no es equilibrado.
El Dharma no está muy lejos. Está directamente
con nosotros. El Dharma no se trata de ángeles en el cielo ni de ninguna otra
cosa como ésa. simplemente es acerca de nosotros, acerca de lo que estamos
haciendo ahora mismo. Obsérvate a ti mismo. Algunas veces hay felicidad, otras
veces sufrimiento, en ocasiones bienestar, aveces dolor… éste es el Dharma. ¿Lo
ves? Para conocer el Dharma, tienes que leer tus experiencias.
Al principio cuando leemos los cinco preceptos
nos puede parecer que son demasiado escuetos y nos resulta un poco difícil de
interpretar, por eso es crucial que atendamos a su explicación. La razón para
escuchar y repetirnos los cinco preceptos es provocar cierta transformación en
nuestra mente; de otro modo tu mente se quedará tal como estaba.
El Dharma de los cinco preceptos debemos
utilizarlo como un espejo, por ejemplo; para ver si tienes la cara limpia o no,
debes mirarte en un espejo, entonces podrás eliminar cualquier mancha en tu
rostro. Examinas tu propio continuo mental en el espejo del Dharma: escuchas el
Dharma para comprobar si tu mente tiene alguna falta. Si encuentras alguna,
debes sentirte dolido/a y pensar: “¡qué he hecho!” entonces querrás hacer todo
lo posible para liberarte de las faltas. Los Cuentos de Yataka nos dicen:
Cuando veo las formas de mis acciones dañinas
Claramente en el espejo del dharma,
Mi mente se siente atormentada;
Ahora, debo volverme hacia el dharma.
Mas allá del tiempo y del lugar, toda práctica
del Dharma alcanza su culminación en el punto donde no hay nada. Es el lugar de
la renuncia, del vacío, el lugar donde nos desprendemos de nuestros agobios.
Este es el objetivo último de Reiki.
(KYO DAKEWA) SÓLO POR HOY
Esta frase es la llave que hace posible la
transformación, la que permite que los cinco preceptos se hagan realidad.
SÓLO POR HOY, quiere decir CONSCIENTE DEL AQUÍ
Y DEL AHORA y lo podríamos resumir como DARSE CUENTA.
En el instante que nos damos cuenta se abre la
posibilidad del cambio, si no es así nuestras mentes continuaran como estaban.
Es por esto que SÓLO POR HOY (DARSE CUENTA) es
condición indispensable para la consecución de los preceptos y por eso precede
a cada principio de Reiki.
DARSE CUENTA debe ser como nuestra Estrella
Polar, que siempre está presente y nos guía hacia el camino correcto. Debemos
entender correctamente esta idea, de manera que la pauta a seguir con cada
precepto sería por ejemplo:
Aquí, en este momento, me doy cuenta de mi
enfado y lo elimino rápidamente, antes de que me pueda dañar a mí y a los
demás.
Realmente sólo existe un
eterno presente. El pasado es sólo un sueño y el futuro depende de tu presente.
Lo que somos ahora es el resultado de lo que fuimos antes. Lo que seremos en el
futuro, será el resultado de lo que somos ahora. Por tanto, debemos tratar de
mantener la mente en el presente, aquí y ahora, porque es lo verdaderamente
real. La linealidad del tiempo es un condicionante de nuestra percepción, a fin
de que las cosas no acontezcan todas de una sola vez.
El “hoy” es una colección de momentos. Los Principios de Reiki nos enseñan a
vivir plenamente cada uno de todos los momentos de todos los días.
Muchos de nosotros esperamos exageradamente para hacer lo que precisa ser hecho
ahora, en un mundo que sólo concede un día cada vez, sin garantía alguna del
mañana. Deberíamos empezar cada mañana como si fuese el último. No debemos
dejar la vida se nos escurra entre los dedos viviendo el pasado o el futuro.
Si quisiéramos ser felices mañana, intentemos serlo hoy. La mejor preparación
para el mañana es concentrar toda la imaginación y el entusiasmo en la perfecta
ejecución del trajo de hoy
1. (IKARUNA) NO TE ENOJES
Este principio de Reiki
se refiere en general a todas las emociones negativas, como la pereza, la
envidia o el rencor, pero especialmente el enfado por ser algo extremadamente
venenoso.
El odio o enfado es una
de las perturbaciones mentales más comunes y destructivas que nos afecta casi
todos los días.
Es importante reconocer la verdadera causa de nuestra infelicidad. Si
continuamente culpamos a los demás de nuestros problemas es porque estamos
dominados por los engaños.
Si de verdad disfrutáramos de paz interior y controláramos nuestra mente, no
nos enfadaríamos ante las circunstancias adversas, y tampoco culparíamos a los
demás ni los consideraríamos nuestros enemigos.
La persona que ha subyugado su mente y ha eliminado el odio considera que todos
los seres son sus amigos.
Este es el poder de una mente controlada. Por lo tanto, la mejor manera de
librarnos de nuestros enemigos es eliminando el odio de nuestra mente.
Si somos capaces de reconocer los malos pensamientos antes de que se conviertan
en odio, nos resultará más fácil controlarlos. De este modo, no correremos el
riesgo de reprimir nuestro enfado y de que se convierta en rencor.
Controlar el enfado no es lo mismo que reprimirlo. Esto último lo hacemos
cuando ya domina nuestra mente, aunque no lo reconozcamos. Pretendemos no estar
enfadados y controlamos nuestras acciones, pero no el odio propiamente dicho.
Esto es peligroso porque el enfado continuará creciendo en nuestra mente hasta
que un día termine desbordándose.
En cambio, cuando controlamos el enfado, sabemos lo que está ocurriendo en
nuestra mente. Somos conscientes de cómo surge y de que si dejamos que siga
aumentando, nos causará enorme sufrimiento, y tomamos la decisión de responder
de manera más constructiva.
De este modo, evitaremos que el odio se desarrolle y no tendremos que
reprimirlo. Cuando aprendamos a controlar el enfado, seremos felices tanto en
esta vida como en las futuras.
Por lo tanto, aquellos que desean ser felices deben esforzarse por liberar su
mente del veneno del odio.
Por qué nos enfadamos
El odio surge como resultado de nuestro malestar al enfrentarnos con
circunstancias adversas.
Si no podemos satisfacer nuestros deseos o nos encontramos en una situación
desagradable, es decir, si tenemos que soportar algo que no nos gusta, perdemos
el control de nuestra mente y enseguida nos deprimimos.
Entonces, este malestar se convierte en odio y nos sentimos cada vez peor.
La otra situación en la que nos enfadamos es cuando tenemos que enfrentarnos con
lo que no nos gusta. Cada día nos encontramos con circunstancias desagradables,
desde que nos pisen un pie o tener una discusión con nuestra pareja, hasta que
se declare un incendio en nuestra casa o nos diagnostiquen una enfermedad
grave, y nuestra manera habitual de reaccionar ante estas adversidades es
deprimiéndonos y enfadándonos.
Sin embargo, por mucho que lo intentemos, no podemos evitarlas. No podemos
asegurar que a lo largo del día no nos vaya a ocurrir alguna desgracia o
incluso que nos muramos, es imposible controlar las circunstancias.
Desventajas del enfado
El antídoto contra el odio es la paciencia.
El odio es un estado mental doloroso por naturaleza. Cuando el odio nos domina,
perdemos la paz interior y nos sentimos incómodos e inquietos. Nos cuesta
dormir y aunque lo consigamos, no podemos descansar. Cuando estamos enfadados,
no podemos divertirnos e incluso la comida nos parece repugnante.
El odio convierte a la persona más atractiva en un demonio con el rostro
encendido. Cuando nos enfadamos, aumenta nuestro malestar y, por mucho que lo
intentemos, no podemos controlar nuestras emociones.
Uno de los peores efectos del odio es que perdemos el sentido común y nos
negamos a ser razonables. Deseamos vengarnos de aquellos que nos han perjudicado,
y para conseguirlo corremos grandes riesgos. Para vengarnos de las injusticias
que creemos haber sufrido, estamos dispuestos a arriesgar nuestro trabajo,
nuestras relaciones e incluso el bienestar de nuestra familia.
Cuando nos enfadamos, perdemos la libertad de elección y vamos de un sitio a
otro poseídos por una cólera incontrolable. En ocasiones, incluso dirigimos
este odio contra nuestros seres queridos y otras personas que nos han ayudado.
En un ataque de ira, olvidando la infinita bondad de nuestros familiares y
amigos, podemos llegar a agredir a las personas que más apreciamos. No es de
extrañar que una persona que está siempre enfadada pierda sus amistades.
Esta pobre víctima de su propia hostilidad consigue que los demás la abandonen
y que hasta sus seres queridos se olviden de ella.
Cómo tratar con el enfado:
Puesto que no podemos satisfacer todos nuestros deseos ni evitar las
situaciones que no deseamos, debemos encontrar otro modo de reaccionar ante las
dificultades. Hemos de aprender a practicar la paciencia.
La paciencia es una mente que acepta por completo y con alegría cualquier
circunstancia en la que nos encontremos. No se trata de mordernos la lengua y
aguantar lo que nos echen, sino de aceptar la situación sin pensar que debería
ser de otro modo.
Siempre es posible tener paciencia, puesto que ninguna circunstancia es tan
adversa que no podamos aceptarla con paz, serenidad y una mente abierta.
Cuando la virtud de la paciencia está presente en nuestra mente, es imposible
que nos gobiernen los malos pensamientos. Existen numerosos ejemplos de
personas que han conseguido tener paciencia incluso en circunstancias extremas,
como al ser torturadas o sufrir los efectos de una enfermedad grave. Aunque
estaban desvalidas y no tenían esperanzas de recuperación, en el fondo de su
mente encontraban paz.
Si aprendemos a aceptar las pequeñas dificultades de la vida diaria, nuestra
capacidad para tener paciencia aumentará y descubriremos la felicidad y
libertad que nos proporciona esta práctica.
La práctica de la paciencia
Si practicamos la paciencia de aceptar voluntariamente el sufrimiento,
mantendremos la serenidad incluso al experimentar dolor y sufrimiento. Si
mantenemos en todo momento este estado apacible con la ayuda de la retentiva
mental, no nos dejaremos llevar por el desánimo.
En cambio, si tenemos malos pensamientos, no podremos impedir que surja el
odio. Por esta razón, Gueshe Chekhaua dice: “Depende siempre sólo de una mente
feliz”.
Si es posible resolver una situación adversa, no hay razón para enfadarnos, y
si es imposible, tampoco nos sirve de nada hacerlo. ¿Qué beneficios logramos
con ser desdichados? Debemos aplicar este razonamiento a cualquier
circunstancia.
La paciencia de aceptar voluntariamente el sufrimiento no consiste en quedarnos
impasibles ante una situación. Si es posible mejorarla, por supuesto que
debemos hacerlo, pero sin enfadarnos ni deprimirnos.
Por ejemplo, si nos duele la cabeza, no hay ninguna contradicción entre tomar
una aspirina y practicar la paciencia, puesto que hasta que surta efecto
podemos aceptar el dolor. Si, en cambio, rechazamos este último, nos pondremos
nerviosos y, como resultado, el dolor aumentará.
En lugar de dejarnos llevar por las emociones, hemos de analizar si resulta
útil enfadarnos en estas circunstancias. No tenemos por qué deprimirnos cuando
las cosas no son como deseamos.
Aunque hasta ahora esta ha sido nuestra manera de reaccionar ante las
dificultades, debemos darnos cuenta de que no funciona y responder de manera
más positiva y realista.
2. (SHINPAI SUNA) NO TE PREOCUPES
El prefijo “pre”
significa anticipar, es crear un raciocinio por medio de pensamientos
deductivos, y suposiciones; o sea sufrir por anticipado. Preocupándonos,
sufrimos en vano si el problema no llega a surgir; o bien sufrimos doblemente
cuando surge. Preocuparse antes de tiempo es preocuparse dos veces. La
preocupación es una de las peores formas de actividad mental. Es inútil, es una
energía mental desperdiciada, que nos deja ansiosos durante el día y tensos por
la noche. No debemos recargar nuestros días con preocupaciones innecesarias. La
ira y la preocupación producen reacciones bioquímicas que nos consumen. La
preocupación se transforma en tristeza y ésta en veneno para nuestro cuerpo.
Nuestra salud mejora casi inmediatamente cuando nuestra preocupación concluye.
Seleccione sus pensamientos, por que su mente no es un basurero.
La preocupación surge de nuestras preguntas acerca del futuro. No crea que
preocuparse por el futuro le proporcionará mejores condiciones para vivirlo,
viva el hoy, para ello es muy importante desarrollar la cualidad de la mera
atención. Al desarrollar esta cualidad empiezan a producirse ciertos cambios
básicos en la forma en que vivimos nuestras vidas. Nuestras consignas ahora son
“sé, aquí y ahora”, vivir en el momento presente. El problema es cómo hacerlo.
Nuestras mentes permanecen sobre todo en el pasado, pensando en cosas que ya
han sucedido; o planeando el futuro, imaginando lo que va a suceder, a menudo
con ansiedad o preocupación. Reminiscencias del pasado, fantasear sobre el
futuro; generalmente es muy difícil estar asentado en el momento presente. La
mera atención es esa cualidad de la consciencia que nos mantiene vivos y
despiertos en el aquí y ahora, Quedándonos en el momento, experimentando
plenamente eso que está ocurriendo.
Hay una historia zen que habla de vivir en el momento.
Dos monjes budistas volvían por la noche a su templo. Había llovido y el camino
estaba muy embarrado. Llegaron a una intersección donde había una bella
muchacha, incapaz de cruzar la calle debido al barro. Al momento, el primer
monje la cogió en sus brazos y la cruzó al otro lado. Después los monjes
continuaron su camino, Más tarde, esa noche, el segundo monje, incapaz de
contenerse más tiempo, le dijo al primero: “¿Cómo has podido hacer eso? Los
monjes no debemos ni mirar a las mujeres y mucho menos tocarlas, especialmente
a las jóvenes y bonitas”. “Yo he dejado a la muchacha allí”, dijo el primero
monje, “¿tú aún la llevas?”. Conforme se va desarrollando la cualidad de la
mera atención, percatándonos de lo que sucede dentro y alrededor nuestro,
empezamos a experimentar y responder al presente con una mayor espontaneidad y
libertad.
La mera atención también lleva la mente a un estado de sosiego. Una mente no
adiestrada es a menudo reactiva; se aferra a lo agradable y condena lo
desagradable, agarrándose a lo que le gusta y apartándose de lo que le
disgusta; reacciona con codicia y odio. Un desequilibrio agotador de la mente.
Cultivando cada vez más la mera atención, empezamos a tener una experiencia
plena y total de lo que está sucediendo, con una mente sosegada y equilibrada.
Transforma la preocupación en ocupación y prepara el futuro si cuestionarlo. El
necio se preocupa, el inteligente se ocupa, el sabio sonríe. El mundo es un
espejo: si le sonreímos, él nos sonreirá. Reír es un gran remedio y no cuesta
dinero.
Hay mucha gente que pasa tanto tiempo preocupándose de su salud que no tiene
tiempo para disfrutarla.
El ser humano es lo que
demuestra ser. La preocupación excesiva se transforma en miedo. Lo que tú temes
tú lo crearás, serás perseguido por lo que más temes; atraerás aquello que
temes. El miedo atrae como un imán, el miedo es también el peor de los
consejeros.
Hay personas que llegan a preocuparse hasta por lo que ya sucedió. ¿Por qué nos
preocupamos con lo pasado o nos interrogamos acerca del futuro, si el presente
está lleno de oportunidades que reclaman nuestra atención? El sabio supera el
pasado sin caer de nuevo en el error.
La preocupación por la imagen que vendemos de nosotros mismos no es más que
nuestro ego, que nos empobrece. El ego necesita siempre de alimento, a que es
transitorio. Todo pensamiento y energía es alimento. El ego detesta dos cosas:
ser contrariado y ser criticado. Un ego grande es siempre candidato a un gran
sufrimiento. Detrás de toda víctima hay siempre un ego herido; y el dolor del
ego es mucho peor que el dolor físico. El ego nos hace sufrir porque es pequeño
y limitado.
Morimos por el ego, sufrimos por el ego, luchamos por el ego y después nos
quejamos de que no somos felices. Mientras haya ego, habrá violencia entre los
hombres. Nada existe permanentemente excepto el cambio. A cada instante tenemos
una nueva oportunidad de trascender el ego, disminuyendo la preocupación por
nuestra imagen.
Eliminar las
preocupaciones mundanas:
Es de vital importancia
atender a las preocupaciones mundanas para dejar de preocuparse por ellas y acabar
con esa persecución incesante que no nos trae más que desdicha y sufrimiento.
·
La preocupación por los objetos y los placeres sensoriales
Los
cinco colores ciegan los ojos.
Los
cinco sonidos ensordecen los oídos.
Los
cinco sabores estragan el paladar.
Las
carreras y las cacerías enloquecen la mente.
Gastar
energía en obtener objetos preciosos
Impide
nuestro propio crecimiento.
El
maestro observa el mundo,
Pero
confía en su visión interior.
Permite
el ir y venir de las cosas.
Prefiere
lo que ve en su interior a lo que está en el exterior.
Lao Tse (Tao Te Ching)
Prestamos
demasiada atención a los placeres y experiencias de los sentidos, en detrimento
de nuestra visión interior. Cuando solo nos fijamos en la información que
proviene de los sentidos, creamos un mundo de apariencias que, en último
término, son ilusorias. Dado que todas las cosas vienen y se van, la propia
naturaleza del mundo material lo reduce a algo transitorio.
El empeño por lograr
dinero, poder y admiración es una pérdida de energía, porque nunca tendremos
suficiente y dedicaremos nuestra vida a luchar para conseguir más. Es imposible
obtener paz y satisfacción interior cuando estamos dominados por la sensación
de que no tenemos suficiente.
·
la preocupación por el reconocimiento y el prestigio
La
aprobación y la ignominia parecen algo inquietante.
Alcanzar
un gran prestigio no hará sino afligirte.
¿Por
qué son inquietantes la aprobación y la ignominia?
Actuar
buscando la aprobación es humillante:
inquietante
cuando se consigue,
inquietante
cuando se pierde.
¿Por
qué un gran prestigio no hará sino afligirte?
La
causa de nuestros problemas
está
en nuestro ego.
Si
no tuviésemos ego,
¿de
qué habríamos de preocuparnos?
El
verdadero yo del hombre es eterno,
y
sin embargo pensamos: “Soy este cuerpo y pronto moriré”.
Si
no somos un cuerpo, ¿qué desastres nos pueden sobrevenir?
El
que mira a todas las cosas como se mira a sí mismo
está
preparado para ser guardián del mundo.
Quien
se ama a sí mismo como a los demás
está
preparado para ser maestro de la vida.
Lao Tse (Tao Te Ching)
Buscar el reconocimiento
y la aprobación de los demás no es el camino de Reiki.
Perseguir con ahínco la
obtención de un gran prestigio y llamativas distinciones, para exhibir tu
propia importancia, responde a un estilo de vida propio de una mente que
depende de factores externos para ser feliz y no de su natural voz interior.
Reki no fuerza las cosas
ni interfiere en ellas; las deja actuar a su manera para que produzcan
resultados de forma natural. Toda aprobación debe llegar a ti de esa manera
magnífica. Cualquier desgracia que te acaezca se presentará igualmente como
parte de la perfecta asociación con el Tao.
Cuando te elogian, te
conviertes en esclavo de las alabanzas que vienen de afuera y otra persona
controla tu vida. Si te desaprueban, te esfuerzas aún más en cambiar sus
mentes, y sigues estando dirigido por fuerzas externas.
El camino de Reiki
consiste en tomar conciencia de nuestra naturaleza eterna y apartarnos del yo
corporal. La ausencia del ego suprime los problemas, mientras que un ego
desmesurado es fuente de grandes contrariedades.
Si no somos un cuerpo
¿qué desastres nos pueden sobrevenir?.
3. (KANSHA SHITE) CON
AGRADECIMIENTO
La gratitud es la más bella flor que brota del alma. Las
palabras de agradecimiento son dulces de escuchar y difíciles de pronunciar,
son como raras joyas que no estamos acostumbrados a usar, por ello, tal vez sea
este el principio más difícil de seguir. Muestra tu agradecimiento a las
personas que tienes cerca y observaras cambios positivos en su vida. Limpiamos
nuestra mente y creamos una egrégora de luz por medio del perdón y del
agradecimiento. Muchas personas piensan que tienen muy poco, o nada que
agradecer. Consideramos obvias muchas cosas que en verdad constituyen un
presente: la vida, el planeta, el sol que brilla y nos calienta, el aire que
respiramos, los animales y las plantas que nos alimentan. Hemos de ser
conscientes de los incontables dones que nos ha concedido la vida. Por
desgracia, el ser humano sólo da valor a las cosas después de que las pierde.
Como afirma el refrán popular: No conocemos el valor del agua hasta que el pozo
se seca.
Ciertamente es una tarea bastante difícil mostrarse agradecido por todo lo que
la vida nos ofrece y constituye el primer paso para hacer de tu vida un terreno
de prósperas cosechas.
En este planeta nada falta, es el sistema de distribución lo que no funciona de
forma correcta.
Primero por la codicia del hombre; después, por nuestras imaginaciones sobre la
carencia. Cuando nos colocamos en una permanente actitud de agradecimiento,
sintiéndonos agradecidos no por lo que recibimos sino por lo que somos y
sabemos, comenzamos a atraer magnéticamente la abundancia y nada nos faltará.
La gratitud nos coloca en sintonía con el principio de la abundancia. Vivir
en estado de gratitud es vivir en abundancia, que es nuestra condición natural.
El significado de las cosas no está en las cosas en sí, sino en nuestra actitud
en relación con ellas.
Si tú te centras en lo que no tienes, continuarás con esa carencia. La petición
es una afirmación de carencia. Cuando decimos que deseamos algo, estamos produciendo
esa experiencia (el deseo). Muchos se equivocan al quejarse por tener que ir a
trabajar cuando lo correcto sería que se sintiesen agradecidos por tener
trabajo; sienten fastidio por el trabajo doméstico, en vez de agradecer el
tener una casa; se quejan de la salud, en lugar de agradecer el hecho de estar
vivos; se quejan de que el país no les ha dado todo lo que querían, en vez de
agradecer el haber nacido, olvidándose de que obtenemos más de nuestros países
de lo que suponemos; se quejan de que llueve en vez de agradecer la limpieza de
la polución y el bien para la agricultura que significa la lluvia; se quejan
por no tener zapatos, mientras que otros no tienen pies (lo adecuado sería
agradecer el tener pies). Si las personas comprendiesen más, juzgarían menos.
En lugar de lamentarnos por los sufrimientos deberíamos aprovecharlos como
grandes aprendizajes.
Cuando agradecemos por anticipado aquello que deseamos, reconocemos la
existencia de eso que deseamos. Así pues, la postura adecuada no es la de
súplica, sino la de agradecimiento. De alguna manera no debemos pedir nada en
nuestras oraciones porque no sabemos lo que nos es realmente útil.
Deja de pedir y pásate a agradecer; verás cómo cambian las cosas. Agradece
incluso a tus enemigos, a los que te critican, pues son críticas de gran
utilidad. Muchas veces las críticas muestran verdades, defectos, haciéndonos
tomar conciencia de aquello que necesitamos mejorar. Agradece esa ayuda
gratuita. Algunos críticos son maestros a los que nada se paga. No hay duda de
que resulta mucho mejor ser perseguido que ser perseguidor.
4. (GYO WO HAGEME) TRABAJA DILIGENTEMENTE
Llevar un modo de vida correcto. Esto significa hacer un trabajo para
mantenerse y ganarse la vida que no sea dañino para los demás; no trabajar en
cosas que requieran matar, robar o ser deshonesto. Hay una lista tradicional de
ocupaciones inapropiadas, como negociar con armas o drogas, cazar o pescar, ya
que todas ellas causan sufrimiento a otros. Un modo de vida correcto es parte
importante de la integración: “caminar de un modo sagrado, a la manera de los
indios americanos. Hacer de la vida un arte”. Hacer cualquier cosa que hagamos
de forma sagrada. Hacer lo que hacemos con consciencia, con honestidad.
La ley del karma dice: recogeremos lo que hemos sembrado. Si hemos sembrado un
trabajo con energía honesta y productiva, recogeremos a su vez la misma
energía.
Cuenta una vieja leyenda budista china que, allá por el año 250 a. de C., vivía
en la antigua China un príncipe de la región de Thing-Zda, al norte de país,
que estaba a punto de ser coronado emperador. De acuerdo con la ley, debería
casarse previamente. Sabedor de esto, resolvió establecer una prueba entre las
jóvenes de la corte para descubrir de este modo aquella que resultase digna de
su propuesta. Al día siguiente anunció el príncipe que recibiría, en un acto
especial, a todas las pretendientes a su mano y lanzaría un desafío. Una vieja
dama, criada del palacio desde hacía muchos años, al oír los comentarios de los
preparativos sintió una cierta tristeza, pues sabía que su joven hija estaba
profundamente enamorada del príncipe. Al llegar a casa y contar a la joven lo
que el príncipe se proponía hacer, se quedó asombrada al oír de labios de la
joven que esta se proponía asistir al acto. Entonces, le preguntó incrédula:
¿Qué pretendes encontrar allí, hija mía? ¿No comprendes que estarán presentes
todas las jóvenes más ricas y bellas de la corte? Aparta esa idea de tu cabeza.
Sé lo que sufres, pero no conviertas tu sufrimiento en una locura. Pero la hija
le respondió: Mi querida madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Sé que
jamás podré ser la elegida, pero esta es mi oportunidad para que , al menos ,
pueda estar durante un momento cerca del príncipe. Esto ya me hace feliz, pues
bien sé que otro es mi destino.
Esa noche llegó la joven a palacio. Como era de esperar, allí se encontraban
todas las jóvenes más bellas, ataviadas con sus vestidos más hermosos,
adornadas con las más ricas joyas y llenas de toda determinación. Finalmente,
el príncipe anunció las reglas del desafío: daré a cada una de vosotras unas
semillas. Aquella que dentro de seis meses, me traiga la más bella flor, será
escogida para convertirse en mi esposa y futura emperatriz de China.
La propuesta del príncipe se encontraba acorde con las profundas tradiciones de
aquel pueblo que valoraba mucho el hecho de “cultivar” algo, ya fuera una
costumbre, una amistad o una relación. Pasó el tiempo y la dulce joven, como no
tenía mucha habilidad en labores de jardinería, cuidaba con mucha paciencia y
ternura la semilla que había recibido, pues estaba segura que si la bellaza de
la futura flor llegara a ser tan grande como el amor que sentía por el
príncipe, no tenía necesidad alguna de preocuparse por el resultado. Pero
transcurrieron los seis meses y nada había florecido. La joven lo intentó todo,
utilizando cuantos métodos conocía, pero nada había nacido de la semilla y cada
día veía más lejos su sueño, al tiempo que cada vez sentía más profundo su
amor. Finalmente, transcurrieron los seis mese y nada había florecido.
Consciente de su esfuerzo y dedicación, le dijo a su madre que,
independientemente de las circunstancias presentes, pensaba volver al palacio
en la fecha y hora establecidas, pues no pretendía otra cosa que sentirse durante
un momento cerca del príncipe. Así pues, en la fecha señalada, allí estaba
ella, portando un vaso vacío, mientras las demás jóvenes portaban su flor, cada
una de ellas más bella y rara que la de sus rivales. La joven se sintió absorta
ante tanta hermosura. Nunca había presenciado nada igual. Por último, llegó el
instante tan esperado. Apareció el príncipe y fue observando, con mucho cuidado
y atención, cada una de las flores que portaban sus pretendientes. Tras
contemplarlas todas un vez más, anunció su veredicto: su futura esposa sería la
joven del vaso vacío. Pero, con mucha serenidad, el príncipe explicó su
decisión: Esta joven fue la única que cultivó la flor que la hace digna de
convertirse en emperatriz: la flor de la honestidad, pues todas las semillas
que entregué eran estériles.
Este principio de Reiki también tiene que ver con nuestro propio esfuerzo, el
esfuerzo correcto. Si no ponemos esfuerzo, nada se consigue, se dice en el
Abidarma, la psicología budista, que el esfuerzo es la base de toda
consecución, los cimientos de todos los logros. Aunque queramos llegar a la
cima de la montaña, si nos quedamos sentados en la base pensándolo, nunca va a
suceder. Es gracias al esfuerzo, a escalar realmente la montaña, a dar un paso
tras otro, que se llega a la cima. Raman Mahrshi, un gran sabio de la India
moderna, escribió: “nadie consigue nada sin esfuerzo. El control mental no es
un derecho de nacimiento. Aquellos que consiguen algo, deben ese logro a su
perseverancia”. Pero el esfuerzo debe ser equilibrado. Estar muy tenso y
ansioso es un obstáculo.
La energía debe ser nivelada con la tranquilidad. Es como si estuvieras
tratando de afinar las cuerdas de una guitarra; si están demasiado tensas o
demasiado flojas, el sonido no es bueno. En nuestra práctica también es así,
tenemos que ser persistentes y perseverantes, pero con una mente relajada y
equilibrada, haciendo un esfuerzo, pero sin forzar. Hay mucho por descubrir en
nosotros mismos, muchos niveles mentales que comprender. Al hacer el esfuerzo, el
camino se abre, Nadie va a hacerlo por nosotros. La iluminación del Buda
resolvió su problema, no resolvió el nuestro… excepto en mostrar una dirección.
Cada uno de nosotros debe andar el camino por sí mismo.
5. (HITO NI SHINSETSU NI) SÉ AMABLE CON LOS DEMÁS
La vida es muy sencilla. Recibimos lo que damos. En cierta ocasión, en una
ciudad del interior del Estado de Minas Gerais, un panadero fue a quejarse al
delegado porque, según creía, el vendedor de quesos le estaba robando, toda vez
que le vendía 800 gramos de queso asegurándole que era un kilo. El delegado
pesó el queso y comprobó que solamente pesaba 800 gramos., entonces mandó
prender al vendedor de quesos bajo la acusación de utilizar una balanza
fraudulenta. El vendedor de quesos, al recibir la acusación, le confesó al
delegado que no tenía pesas en casa y que por eso lo que hacía era poner dos
panes de medio kilo en un platillo y un queso en el otro. Cuando el fiel de la
balanza quedaba equilibrado, calculaba que tenía un queso de un kilo. El delegado
quiso comprobar el hecho y mandó comprar dos panes de medio kilo de la
panadería del acusador, pudiendo constatar que los dos panes equivalían a un
supuesto kilo de queso. El delegado concluyó que quien estaba estafando era la
misma persona que acusaba de fraude al vendedor de quesos.
No hagas a los otros hombres lo que no quieres que ellos te hagan.
Todo esto está estrechamente relacionado con lo que podemos llamar pensamientos
libres de crueldad significa pensamientos de compasión, sentir el sufrimiento
de los demás y desear aliviarles. Tenemos que desarrollar pensamientos
totalmente libres de crueldad hacia cualquier ser viviente.
Debemos adoptar una actitud que nos permita armonizarnos con lo que nos rodea,
para establecer la apropiada ecología de la mente, de modo que no estemos en
disonancia con los demás o con la naturaleza que nos rodea. El primer aspecto
de ese modo de relacionarse con el mundo es el de habla correcta. Habla correcta significa no decir lo que no es
verdad y no usar un lenguaje calumnioso, ofensivo o duro; antes bien, decir
palabras honestas que ayuden, para crear así una vibración de paz armonía.
Decir la verdad hace que nuestras relaciones sean fáciles y sin complicaciones.
La honestidad en el habla también refleja la honestidad con nosotros mismos.
Hay muchas cosas en nuestra mente y en nuestro cuerpo, tensiones de todo tipo,
incomodidad, cosas que no queremos ver, cosas sobre las que nos mentimos, la
veracidad en el habla es la base para ser honestos en nuestras propias mentes y
es aquí cuando las cosas comienzan a despejarse. Es entonces cuando empezamos a
ver con claridad, a tratar todas las neurosis de la mente.
Otro aspecto es la acción correcta. Esto quiere decir no matar, minimizar el dolor que infligimos a otros
seres; no robar, esto es, no
tomar lo que no se nos ha dado; y no tener una actividad sexual incorrecta, lo que en el contexto de nuestra vida cotidiana
puede entenderse, en su forma más básica, como no causar sufrimientos a los
demás por codicia o deseo de sensaciones placenteras.
No siempre podemos ver el gran alcance y consecuencias de cada uno de nuestros
actos, debemos tener mucho cuidado en no producir perturbaciones en el entorno
y por el contrario emanar apacibilidad, amor y compasión.
La suerte o el azar no son más que consecuencias de nuestros pensamientos y
acciones. Una de las leyes naturales más importantes es la ley de causa efecto:
Todo lo que hagas experimentar a otro, lo experimentarás tú algún día. Somos
dueños de nuestra voluntad y de nuestro libre arbitrio, libres para actuar y
sembrar, en beneficio o en perjuicio de la colectividad, pero obligados de
forma implacable a recoger el resultado de la siembra. Podemos esperar que el
otro nos haga lo mismo que le hicimos. La intención de los grandes maestros es
la de orientar a las personas para evitar un futuro mal, liberándolas de la
severidad del karma.
La palabra karma procede del sánscrito, un antiguo idioma hindú, considerado
sagrado en algunos templos iniciáticos. El término se compone del prefijo
“kar”, que significa hacer o actuar, y del sufijo “ma” que quiere decir efecto
o acción. Karma significa, por tanto, que toda causa genera un efecto
semejante, determinando el propio destino de las personas. Así pues, karma es
la causa y el efecto, o la justa reacción a una igual o idéntica acción. Sin
embargo, no es la ley del ojo por ojo y diente por diente como muchos piensan.
Es una ley que ajusta, pero no castiga. No es una ley específicamente punitiva,
pues también es generosa con las buenas acciones. Cada “causa” bueno o mala, en
el presente producirá un efecto, bueno o malo en el futuro.
Albert Einstein decía lo siguiente: La vida es como arrojar una pelota contra
la pared: si se arroja una bola azul, volverá azul; si es verde, volverá verde.
Si se arroja la bola débilmente, volverá sin fuerza; si se la arroja con
fuerza, regresará fuertemente. Por eso nunca arrojes una pelota en la vida sin
estar preparado para recibirla. La vida no da ni presta; no se conmueve ni se
apiada. Todo cuanto hace es retribuir y transferir aquello que le ofrecemos.
Nuestro progreso espiritual depende de nuestro modo de pensar, sentir, hablar y
actuar en el mundo material. Todos los pensamientos, emociones, palabras y
acciones generan un tipo de karma para el futuro, ya sea bueno o malo. Debemos
tener cuidado con las palabras. La calidad interior de una persona se refleja
en lo que sale de su boca. Las palabras son la droga más poderosa usada por la
humanidad.
No existe el débito kármico. Quemamos nuestros karmas cuando rescatamos las
deudas o efectos de las culpas del pasado; cuando recibimos de vuelta el
resultado de lo que hicimos y aceptamos este rescate. No todo lo que parece
ruin es ruin. El moho, que es un hongo, resultado de la putrefacción, era visto
como una cosa negativa; pero de él se puede extraer la penicilina, descubierta
por Fleming, que sala innumerables vidas. El veneno de las serpientes cobra, de
los escorpiones y otros animales ponzoñosos se utiliza en la industria
farmacéutica, produciendo más beneficios para la humanidad que daño causan
estos animales con su mordedura.
No desprecies a nadie porque esté mal vestido. Usted no es en nada mejor que
esa persona. Todos los seres humanos son especiales. Sé humilde, debemos
procurar respetar a todos con humildad, pues si respetas serás respetado, al
examinar tus propios defectos, puedes aprender a aceptar a los demás.
Al buscar el bien de nuestros semejantes, encontramos el bien propio. Esta es
la verdad más fundamental y sin embargo es la que más ignora el ser humano.
Vivir sólo para sí es destruirse, vivir por el amor de prójimo es crecer de
forma divina.
Vemos que los jóvenes siguen a los grupos, los adultos a quienes les parecen
semejantes, y que los viejos se quedan solos. Sé amable y ten atenciones con
los más viejos. Piensa en su futuro, no esperes una sonrisa para mostrarte
amable, tu sonrisa constituirá para el otro la certeza de que puede contar con
usted en ese momento. Una sonrisa es la manera más barata de mejorar su
apariencia, porque enriquece mucho la expresión de su cara. El rostro es el
espejo del alma. Conocemos a una persona por su sonrisa. Si la primera vez que
nos la encontramos se ríe de forma agradable, su interior será excelente.
Criticar es una especie de vicio de la mente. Cuando nos ocupamos de la vida
ajena no nos concentramos en nuestros propios ideales. Por consiguiente se
trata de un enorme desperdicio de energía. No cambiamos el mundo, ni siquiera a
los demás, diciéndoles que obran equivocadamente. No se confunda, no hay
críticas instructivas. Cuando queremos ayudar a alguien, debemos dar ejemplo y
no hacer hincapié en sus errores, Lo mejor es que procuremos, en primer
término, cuidar de nuestra propia vida.
Es preciso que no confundamos las cosas, ser amable con las personas no significa
necesariamente dejarlas hacer lo que quieran; no significa eliminar el término
“no” de tu vocabulario. Aprende a decir no en el momento adecuado. Muchos
problemas se producen cuando, de manera inapropiada, tú dices sí.
Todas las criaturas proceden de la misma esencia. Si destruimos la naturaleza,
nos destruiremos a nosotros mismos. El mundo es una Unidad del hombre con la
Naturaleza. La existencia es un Todo del cual formamos parte. La unión es la
verdad Máxima, y la evolución no es más que otra palabra para el movimiento en
dirección de la verdad.
Saber lo que es verdadero y no hacerlo constituye la peor cobardía. Maltratar a
los animales es demostrar cobardía e ignorancia. Ningún tipo de violencia es
justificable, especialmente si se ejerce sobre un ser indefenso. Propaguemos el
amor hacia los animales y su protección y habremos llevado acabo una de las
misiones más bellas y nobles de nuestra vida.
Todos los seres y todas las especies del sistema son importantes. Cuando
talamos un árbol, destruimos una parte de nuestra propia vida. Una especie no
puede sobrevivir sin la otra. Por desgracia, sólo concedemos importancia a los
seres que poseen dinero, estatus e influencia. Existen pueblos, como los Kaunas
de Hawai, que no cogen una flor o una hierba, que no matan ningún animal para
comer o para utilizar su piel, sin pedir permiso al alma-grupo de ese ser.
Paradójicamente, a esos pueblos los calificamos de primitivos.
No podemos destruir la naturaleza sin sufrir las consecuencias de nuestros
actos inconscientes. Una vez que el último de los árboles se quede sin frutos y
se haya envenenado el último de los ríos, el ser humano se dará cuenta de que
el dinero no se come.
Helio Corbí Vasalo